Nunca podré olvidar …
“Nunca te podré olvidar, porque me enseñaste a amar.
Con un sorbito de champán brindando por el nuevo amor. La suave luz de aquel rincón hizo latir mi corazón.” (Los brincos) Nunca podré olvidar el día en que, como futura novia, entré en La Hacienda y me paré delante de la casona. Emociones, sensaciones, sentimientos… De repente algo te une a ese lugar… No habría otro, ya no habría más que mirar. He tardado meses en escribiros porque hasta para esto me ha de palpitar fuerte el corazón.
Gracias a vosotros, el equipo de la Hacienda del Álamo y Alabardero Catering. Pero muy especialmente a Eva, a la que mi marido y yo cariñosamente siempre hemos llamado nuestra “wendy” (como guiño a su profesión, “wedding planner”). Eva eres profesional y “maja” (como dirían tus mañicos) hasta reventar. Nos lo hiciste todo fácil aún en situaciones que no lo fueron. Nos permitiste dejar volar nuestra imaginación y dar forma a un sueño lleno de pajaritas de papel, globos gigantes, comecocos, narices rojas y canciones de las que no salen en las listas de música para bodas. Alabardero Catering dio forma a un menú exquisito. Gazpachuelo y rabo de toro. Esa fue nuestra arriesgada pero acertada elección, que hizo vibrar a más de un paladar. Y, siempre estabas tú, nuestra “wendy”, a la cabeza de todo. Pendiente de hasta el último detalle. Y nada falló. Ahora te echo de menos, echo de menos saber que tengo que ir a la Hacienda a decidir algo, mirar de nuevo el menú, las mesas… echo de menos saber que voy a pasear por unos jardines que me hacían soñar despierta. Jardines llenos de historias de amor. Nunca podré olvidar todo lo que allí sentí y viví y nunca podré olvidaros a vosotros, a ti, Eva. Sois parte de mi historia, de mi preciosa historia de amor. Gracias a todo y cada uno de los que formáis parte de la Hacienda del Álamo y de Alabardero Catering por hacer realidad nuestro sueño y el de tantas y tantas parejas.
Carmen y Alejandro